Diference between dreaming and living


—¿A dónde va tan tarde, señorita Scofield? 
— No se preocupe, volveré enseguida.
—Todavía no me ha respondido —la mujer miró hacia el suelo, decepcionada por el fallo de su respuesta—. Puede que sea una entrometida, pero es medianoche; su hija está durmiendo, y sabe que si se despierta y ve que no está en la casa comenzará a preocuparse y hasta saldrá fuera en su busca. 
—Lo sé, pero es que tengo que hacerlo. Si no, nuestra vida correrá peligro y tendremos que mudarnos muy lejos.
—Creo que a su hija no le importaría con tal de estar a su lado. 
—No quiero huir, tampoco quiero que Hayley tenga que pagar lo que empecé yo. Iré a darle su beso de buenas noches —más tarde; la mujer cogió su paraguas, puesto que era una noche lluviosa, se despidió de la sirvienta y salió por la entrada principal.

¡Pero que tenemos aquí! exclamó bromeando.
Buenos días, Helen.
Hola, amor. ¿Qué tal has dormido?
Bien. Bueno, tuve un sueño muy extraño.
Pensaba que extraño en tu caso sería normal, Hayley dijo Helen riendo disimuladamente.
Normalmente sí, tendrías razón; pero esta vez esa extrañeza sobrepasó los límites totalmente la joven mujer transformó el aire cómico en serio.
¿Por qué? —replicó la otra con cierta curiosidad pero, al mismo tiempo, miedo por la respuesta.
Porque... era todo... tan real. Era como si lo estuviese viviendo de verdad.
Oh, ¡cuantas veces oí eso de ti, querida! aclaró con cierto aire bromista, alejándose del hall a la cocina.
Pero es que esta vez fue totalmente diferente, lo juro, Helen. ¿Por qué no me crees? preguntó casi desesperada Hayley, siguiendo a la joven mientras se desplazaba de un lado a otro. Por un momento, sintió Miedo a quedarse sola por una verdad que nadie creía, ni tan siquiera su única amiga.
Hola de nuevo, pequeña la chica se dio la vuelta chilló como acto reflejo, pero nadie la oyó. Cuando recuperó el aliento asustadizo, recobró el mal genio.
¡Tú otra vez! A ver, ¿cómo lo has hecho?
¿El qué? preguntó extrañado el ser.
Aparecer de repente y convertir mi casa en oscuridad, ¿acaso tienes Miedo a que vea tu verdadero rostro y me burle de ti?
Soy el Miedo, Hayley. No tengo rostro, y si lo tuviera, te daría Miedo comenzó a reírse de modo burlón, y de pronto se calló—. Sabes por qué estoy aquí, ¿no?
Eso es lo que pretendo saber desde hace cinco minutos, pero estás muy ocupado con tus risas maléficas, por lo que veo...
Oh, no te pongas así, pequeña... Hayley notó un escalofrío, un movimiento por su rojiza mejilla que la hizo estremecer. Esa voz estaba rondando por ella, vigilándola desde la oscuridad—. Estoy aquí porque sentiste Miedo, y como yo soy el Miedo, aquí me tienes, para ser una miedicas todo el tiempo que quieras.
Yo no soy una miedicas. Además, no pasé nada de Miedo.
¿Ah, no? Pensé que sí cuando temiste que Helen no creyera que me conociste.
¿Cómo? Vale... me has pillado. Es cierto, ¿dónde está Helen? la chica comenzó a caminar por el lugar llamando a su cuidadora. Empezó a oír la voz de una mujer gritando su nombre una y otra vez.
Creo que está ahí arriba, Hayley.
Abrió los ojos.
¡Hayley! Cariño, ¿estás bien? Helen tenía un rostro horrorizado.
¿Qué me ha pasado? preguntó la joven, confusa.
Te has desmayado, pero ya estás bien, así que no hay de qué preocuparse, ¿vale? Helen sonrió positivamente.
Helen, le he visto otra vez...
¿A quién has visto, amor? preguntó la sirvienta asustada.
A él... susurró Hayley.

No hay comentarios:

Publicar un comentario