En su punto optimista y con una pizca de amor

¡Hoy estoy feliz! expulsó a través de sus labios ya sin poder aguantar más.
¿Y eso? preguntó Clara, con una agradable sonrisa pegada a su rostro.
Si te lo contara, te reirías...
¿Y por qué debería reírme? en aquel momento, Alicia pensó bien su respuesta. No estaba segura ni de qué decirle a aquella persona que tenía delante suya. Le agradó que hubiera tal confianza entre ellas, sin miedo a desvelar sus secretos.
No sé, supongo que porque soy muy graciosa... Clara soltó una carcajada tonta y estúpida.
Estoy segura de que eres muchas cosas, excepto estúpida respondió mientras atrapaba mechones del pelo de su compañera con los dedos.
Ojalá... pudiera contarte todo lo que quiero decirte.
Si tú quieres puedes hacerlo, pero no tienes por qué afirmó Clara sonriéndole una vez más. Las dos se encontraban acostadas sobre la verde hierba. Hacía sol, y una suave brisa acariciaba sus rostros desperfectos. Era el mismo valle donde se habían conocido el día anterior por casualidad; las dos adoraban aquel lugar, y durante toda una noche hablaron sobre ellas y sus vidas. Semejaba que se conocían desde hace muchos años; tantos minutos les habían servido para desvelar sus mayores secretos a una desconocida—. Cuando quieras puedes contarme lo que sea, ¿de acuerdo?
¿Sabes? cuestionó Alicia sin esperar respuesta por parte de Clara, cuando comenzó a observar las esponjosas nubes que atravesaban el alto mar sin pausa—. La perfección existe.
¿Ah, sí? Yo pensaba que nadie era perfecto.
Sí, pero yo sé la verdad. Sé de una única excepción sobre el planeta miró de forma burlesca a Clara. Una vez más, la invitó a su pequeño mundo de intriga e imaginación.
Sorpréndeme Alicia se acerco al oído de su cómplice y no dijo nada durante unos instantes.
Tú le susurró muy bajo. Cuando Clara pudo alcanzar los ojos de Alicia, los miró fijamente. Ésta le respondió con una leve y tímida sonrisa. Se acercaron una a la otra lentamente sin apartar su vista de otra cosa que no fuera ellas. Clara rozó sus labios con los de Alicia, y por fin, consiguió besarlos.

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