Locuras

—Vale. He de reconocer que no me gusta mentir, ni ser mentida. Tampoco me gusta la gente que dice no puedo, ni aquella que saca defectos a todo lo que ve. Cuando estás bien calentita en la cama y es la hora de levantarse; sentir como el frío se apodera de tu cuerpo. O cuando, por ejemplo, acabas tu trocito de tarta y te quedas con ganas de más. Y también, oh sí; cómo odio yo la ignorancia, pero aún más, la hipocresía. Sí, aquella que reina en los pensamientos de la gente. Pero es que aún hay más. Soñar algo increíble y sentir que en un momento dado despertarás. Sentir frío y soledad; o sentirte una mierda y no tener ganas de nada. Y aún que parezca extraño, odio ser el centro de atención, aún que también odio sentirme invisible. ¿Y qué hay de la frustración? Esa sensación tan incómoda de la que no consigues escapar.
Aún que... eso sí. Yo me considero una persona con cualidades muy extrañas. Es como cuando llueve tras meses de sequía. Alegra y entristece al mismo tiempo. Así soy yo. En un día puedo llegar a sentir términos opuestos. De hecho, casi siempre me sucede. Ahora pensarás: "oh dios, ¿de dónde saca tanta porquería junta?" Reconozco que pienso, y demasiado; pero no pienso en lo que los demás, sino en cosas totalmente diferentes. Soy la lluvia esperada o incluso rechazada por muchos. Estoy, no estoy... Desaparezco, me evaporo y me escondo en mis pensamientos. De hecho, soy de las que escuchan, aún que ahora mismo no lo semeje.
Yo no sigo las modas, qué va. Visto como a mí me gusta, escucho mi querida música, no sigo a ningún equipo de fútbol —no, ni del Barça ni del Real Madrid— y no me van los líos de una noche. Soy lo opuesto a lo actual. Me decanto por los sueños y los pequeños detalles, aquellos que hacen de mí lo que soy. Busco una vida llena de locuras, no quiero ser una estrecha. Sueño con un hombre perfecto que me llame a las cinco de la madrugada para sólo decirme te quiero, que me ofrezca su chaqueta cuando haga frío, que cuide de mí cuando esté enferma, que en el momento menos esperado aparezca con un ramo de flores... Deseo un amor perfecto, un amor de película. Aún que... ¿sabes qué? En realidad no me importa que no sea así, ya sabes, de película. Lo que quiero de verdad es sentir esa sensación de felicidad durante unos instantes. Como... esos escalofríos —no fríos, sino cálidos y agradables— que transcurren por la piel haciéndola de gallina. Esa adrenalina que te envuelve en la locura y te dice: haz mil y una locuras. No pienses, solamente vive. Y pienso que hasta aquí he llegado. Que ahora mismo todo transcurre a cámara lenta y que, es increíble. Sí, tal cual te lo cuento. Y después de todo, las dudas pasan por mi cabeza: ¿para éso hemos sido creados? ¿Para ser felices con ilusiones que acaban siendo falsas? Si sólo consiguen que nuestras mentes acaben por los suelos, que se vuelvan locas e irracionales...

—¿Y qué si somos imperfectos? De eso mismo trata la vida. Los pequeños o grandes errores nos conducen hacia la verdadera vida, de la que aprendemos y acabamos aceptando todo lo negativo que viene con ella. Nuestra mente no puede consentir que nos adaptemos a la vida real, desea jugar con nosotros manejándonos a su antojo. Qué cruel, ¿no te parece? Yo ya perdí mi fuerza de voluntad y me dejo llevar por lo que me mantiene vivo. Ya no me importa una mierda la gente. ¿Y sabes qué? A quien me mire mal le escupiré en sus zapatos —se ríe a carcajadas—. Oh sí, eso haré. Y todos se cagarán en su putísima madre.

—Has perdido el juicio...

—¡Oh, pequeña mía! ¡Decantémonos por esos pequeños detalles que nos hacen lo que somos! ¡Seamos felices besándonos bajo la intensa lluvia de invierno, abrazaditos para no pasar frío! ¡Venga, joder! ¿A qué esperamos? ¡¿Eh?! —se acerca a su oído para susurrarle— ¿Por qué no vamos a un gran prado y recogemos las flores más bonitas que encontremos? ¿O por qué no vamos por ahí dando saltitos engañándonos a nosotros mismos de que somos felices?

—Yo no he dicho nada de que...

—¿Entonces qué coño quisiste decir? Ah... ya sé que es lo que quieres —cogió su mochila y de éste sacó una pequeña bolsa de plástico con una sustancia blanca—. Ésto querías, ¿no? Sintámonos falsamente felices durante unas horas, venga. Éso es lo que toda la puta gente quiere, ¿no lo sabías todavía? Ésa es la verdad de la vida. Droguémonos y sintámonos esta noche como nunca antes, pequeña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario