Respiró hondo a la vez que miraba por la ventana. Un día soleado pero con viento. De esos que agitan a los árboles y los hace revivir. Entonces se fija en ellos más de lo habitual y escucha su sonido. ¿En qué piensa? No lo sabe, simplemente observa lo que su vista le ofrece. Oye el pasar de los coches camuflado entre la música de la habitación. Percibe el tacto de sus manos y de sus pies. A veces la curiosidad le puede. ¿Y por qué no hacerlo? En su aliento aún sigue el sabor a chocolate.

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