Mariposas

Pues la vida se basa en creer, en tener esperanza, en sentir, en descubrir cosas que jamás vimos...
Yo creo que la vida se basa en mentiras y dolor.
¿Por qué crees eso?
Mi esperanza se desvaneció ya con cuatro años. Intenté luchar para recuperarla, pero al parecer ella no quiso volver a mí.
¿Qué ocurrió?
Bueno... ¿y por qué debería contártelo?
No sé. Pensé que tal vez querrías contarle tu vida a una desconocida. ¿Sabes? a veces es el mejor remedio para las penas.
¿Fumas?
Intenté no hacerlo, pero... ¿para qué intentar dejarlo si al fin y al cabo volveré a empezar de nuevo? Gracias.
Mi madre se fue pocos años después de nacer yo. Mi padre no supo afrontar los problemas de su vida teniendo que cuidarme a mí, y... bueno... cada día que pasaba nunca pudo llegar a ser mío...
Lo siento.
Tú no tienes por qué, lo único que sientes es lástima. No deberías intentar descubrir lo que sentí yo.
Continúa.
No tuve infancia, y ya a los doce años comencé a fumar y a beber. Era lo único que lograba hacer que escapara de la realidad, pero cada vez me transformaba más. ¿Cuando comenzaste a fumar?
Eso ya no importa. Oye, ¿tú... te has enamorado?
Desgraciadamente sí. Un amor no correspondido más. La amaba, pero ella a mí no.
Entiendo lo que dices. Yo quise irme con Iago muy lejos, y de hecho lo hicimos, pero no sirvió de nada. No logramos dejar a parte nuestro pasado y poco a poco consumimos todos nuestros cálidos recuerdos. Sólo espero encontrar a alguien, por eso conservo mi esperanza.
Ahá...
¿Hacemos una cosa?
Dime.
Vivamos este día como el último de todos. Sí, hagamos lo que siempre quisimos, sintamos lo que nunca sentimos, probemos nuevas experiencias. ¿Qué te parece? Vivamos como las mariposas, libres de todo durante un día.
Dudo que lo consigamos.
Lo deseas con toda tu alma, lo sé. Solamente quieres ser feliz, aunque sea sólo durante un instante. Además, luego nunca jamás me verás. Desapareceré de tu vida para siempre, y tú de la mía, ¿vale?
De acuerdo.
Vaya, la primera vez que veo parte de tu sonrisa, y qué bella.
¿Cómo te haces llamar?
Cómo me llamaron mis padres, querrás decir. Nayara... ¿tú?
Me llamaban Ed, de Edgar.
Edgar... qué dulce.

No hay comentarios:

Publicar un comentario